20
Abr
11

El Respeto


Los valores son muchos y, aunque en cada cultura, o  religión, pueden ser diferentes, la base siempre es similar, ya que son los valores lo que permiten al ser humano vivir en sociedad. Ya hablamos de integridad y honestidad, que es uno de los más importantes, pero la lista puede ser casi tan grande como queramos. En esta lista menciono algunos, y quizá más adelante agregue otros:

Honestidad, Responsabilidad, Solidaridad, Respeto, Sinceridad, Lealtad ,Gratitud,  Generosidad y Empatía entre otros.

Hoy nos enfocaremos en el Respeto. Hablar de respeto, implica, como en casi todos los valores, hablar de los demás. El respeto implica el establecer límites a que podemos y que no podemos hacer; implica el valorar a otros individuos, aceptarlos y reconocer sus derechos. Se manifiesta no solo hacia leyes o personas, sino a la autoridad, como en el caso de los niños, hacia sus padres y maestros (un respeto cada vez menos mostrado en la actualidad).

El respeto, junto con otros valores, permite a las sociedades convivir en paz y armonía, recordemos la frase célebre pronunciada por Benito Juárez “Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz”.

Por otro lado, la falta de respeto, lo único que genera es violencia, ya sea física o verbal. Los niños que no fueron educados en el respeto, comienzan por molestar a sus compañeros (el tan mencionado bullying en las escuelas), o el no acatar indicaciones de maestros, e incluso retarlos abiertamente. He visto niños que molestan e insultan a otros, y no solo no son corregidos por sus padres, sino que son motivados a hacerlo. Igualmente retan a sus maestros, y el padre en vez de corregir al niño, exige a la escuela que despidan al profesor, haciendo creer al niño que lo que hace está bien. Estos niños pueden crecer sin tener el menor respeto por sus semejantes ni la autoridad; cuando jóvenes empiezan por cometer pequeños actos vandálicos, y pueden caer en la delincuencia, ya que creen que no solo no es necesario mostrar respeto por leyes y autoridades, sino que creen que está bien el no tener respeto, ya que eso les da más poder. ¿Cuántas veces no hemos visto reportajes en la televisión donde la policía persigue a un delincuente al que, como se dice coloquialmente, “agarraron con las manos en la masa”, y este delincuente es escondido y protegido por sus familiares, y sale la madre a decir que su hijo es puro y santo, y que la policía solo lo agarra cada vez que quieren, sin que haya hecho nada; al parecer dicho joven nunca supo respetar nada y no se le enseñó que sus actos tienen consecuencias. Más adelante, si estos jóvenes no caen en la delincuencia, de adultos siguen comportándose de la misma manera, y en sus empleos, si llegan a tener personal a su cargo, lo tratan con desprecio, con insultos y amenazas, y en algunos casos caen en el acoso sexual.

No soy experto en psicología, pero el patrón es fácil de identificar, y lo he visto constantemente en el ámbito profesional, jefes que gritan e insultan, y personal que vive en el miedo de ser agredido verbalmente y despedido de su trabajo. En las calles de la ciudad es común ver a los automovilistas que no respetan señales de tránsito, bloquean calles, no respetan al peatón, y se insultan unos a otros, pero igualmente vemos peatones que no respetan las leyes de tránsito, cruzan corriendo las calles poniendo en riesgo su vida, no respetan al automovilista (recordemos que el respeto es un camino de dos sentidos), y cuando sucede un accidente, invariablemente culpan al conductor indicando que venía a exceso de velocidad. En fin, la falta de respeto a otros en nuestra sociedad es un cáncer que nos está acabando poco a poco.

¿Que podemos hacer? En principio respetar a nuestros semejantes 8aquí entra otro valor, la tolerancia). Enseñar a nuestros hijos a respetar a los demás, a sus mayores, a la autoridad, a otros niños. Empecemos con cosas fáciles. Y dejemos que se hagan costumbre, al caminar cruzar las calles solo en esquinas, si vamos en auto, respetar los pasos peatonales, y llegará el momento en que todos vean mal al que no lo hace y, aunque sea por vergüenza, estas personas empiecen a actuar de manera correcta.


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Es hora de cambiar las cosas.

México D.F.

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