Me platicó mi hija sobre una película que vió con sus amigos, referente a un grupo de individuos que se suben a un elevador, este se atora, y poco a poco el diablo, que es uno de ellos, va matando a los demás. La película “Devil” o «The Night Chronicles: Devil» en inglés, o “El diablo en un ascensor”, «La trampa del mal» u otros nombres en español, es del genero suspenso o terror, y no es algo que yo acostumbre ver, creo que para terror y suspenso tengo suficiente con la vida real.
Me decía mi hija que esperaba que no le diera miedo subirse a un elevador la próxima vez que tuviera que hacerlo. Creo que a mucha gente le da miedo subirse al elevador, debido al miedo que este caiga, se atore, falle el suministro de energía, y mil cosas más. Para mí el subirme al elevador significa ver como nos comportamos con los demás. Veamos los pasos:
Primero, llega uno al vestíbulo del elevador, y presiona el botón correspondiente, subir o bajar, dependiendo de hacia donde se dirija; llega otra persona y si su botón ya está encendido, solo espera. Llega un tercero, que va a un piso superior, pero presiona ambos botones, para que el elevador baje de donde esté y llegue más rápido (un truco que no funciona, ya que el elevador se abrirá, pero continuará su camino en la dirección que va, y solo logró que quienes vengan en el elevador hagan una parada innecesaria). Por último llega el que, aunque ya estén encendidos ambos botones, presiona uno para llamar al elevador. ¿No podemos apretar solo el botón necesario, y si ya está encendido, solo esperar a que llegue el elevador? ¿Qué cree la persona que llega, que tiene un poder especial que hará que el elevador llegue más rápido si presiona el botón? Pero esto es solo el comienzo. Llegan más personas, y lo que hacen es pasarse al frente para ser los primeros en subir al elevador, así si no caben todos, ellos, aunque son los últimos en llegar, serán los primeros en subir y los demás que se queden. RESPETO, eso les falta a estas personas.
Por fin abre sus puertas el elevador, y tenemos otros problemas. Estas personas que se pasaron al frente, se meten al elevador empujando, sin importarles si alguien quería bajar. ¡Dejen salir antes de entrar al elevador! Si no lo hacen, ¿Cómo vamos a caber?
También están los caballeros que, como dictan las normas de caballerosidad, el manual de Carreño (aunque creo que en su época no habían elevadores), y los buenos modales de Gaby Vargas, deciden que es mejor que ellos pasen antes que cualquier dama, y se meten importándoles poco que algunas damas no puedan entrar al elevador, ¡Que caballerosos!. ¿No se podían esperar un segundo? Y si alguien se los señala, se molestan e indican que todos somos iguales. Que equivocados, gracias a Dios hombres y mujeres seguimos siendo diferentes. Aquí podemos mencionar a los jóvenes que se meten antes que una señora con carriola o una persona en silla de ruedas. Falta de consideración hacia los demás, nuevamente falta de respeto.
Ya estamos todos dentro del elevador (o los que cupimos). Aquí suceden muchas cosas.
La primer persona en subir decide que el mejor lugar es junto a la botonera para solicitar el piso al que desea ir, presiona el botón, y ahí se queda, sin permitir que el resto de los pasajeros puedan presionar el botón del piso al que van. Algunos estiran la mano, y logran presionarlo, pero no todos pueden. Bueno es cuando hay una persona con deseos de ayudar y pregunta ¿a que piso?, y se encarga de presionar los botones necesarios. No siempre sucede. También está el que ya está dentro del elevador, el botón del piso al que va ya está iluminado porque alguien lo presionó, pero hace un esfuerzo empujando a todos para poder presionar el mismo botón personalmente, tal vez sea el mismo que tiene poderes mágicos y presionó el botón para llamar al elevador en primera instancia, aunque ya estuvieran iluminados ambos botones, es bueno tener a este tipo de personas en elevador; con sus poderes no solo llegaremos más rápido, sino que no se fallará el elevador (aquí es donde Leonard sacaría su letrero de sarcasmo).
Hay quienes bajarán en el piso más alejado, serán los últimos en bajar, pero deciden estar junto a la puerta, por alguna razón desconocida (tal vez creen que si falla el elevador serán los primeros en ser rescatados, o creen que respiran mejor por estar cerca de la puerta). Lo único que hacen es estorbar, cada que para el elevador y alguien quiere subir o bajar, ellos estorban! Por el contrario, hay quienes se suben al elevador u se bajarán en el piso siguiente (no sé para que usaron el elevador), pero se meten hasta el fondo, y liego necesitan salir, haciendo que todos los que están frente a ellos se tengan que mover/bajar del elevador para darles paso. Sé que algunas veces quedamos en el lugar que no deseamos o no nos conviene, pero en general hay que tratar de ubicarnos de acuerdo a como bajaremos del elevador.
La bajada es la misma historia que la subida, hay quienes empujan, los mismos caballeros que creen tener preferencia sobre las damas, los que creen que valen más y es obligación de los otros el cederles el paso y detener la puerta, y al final, los que todavía tienen algo de decencia, son caballeros y cedieron el paso.
La película “Devil” se anuncia diciendo “Bad things happen for a reason”, y el mensaje es que las seis personas que están en el elevador merecen morir por sus actos. Sería bueno que a aquellos que se les han olvidado los valores, se quedaran un rato atrapados en un elevador hasta que reaccionaran y prometieran vivir como gente decente, pero creo que nos quedaríamos sin este servicio en muchos edificios.
Yo siempre soy de los últimos en salir del elevador, y, aunque antes me molestaban las actitudes de nuestros personajes, ahora lo veo con un poco de humor esperando que tarde o temprano aprendan a hacer buen uso de estas instalaciones; solo me cuido cuando veo a alguien que tiene cara de ser el diablo como en la película y espero al siguiente elevador.
Salu2.
Es hora de cambiar las cosas. 
losvaloresperdidos 