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¿Que el gobierno haga algo?
Hace algún tiempo estaba en una sala de espera de un aeropuerto del país con algunos amigos. Habíamos llegado con una hora de anticipación para tomar el vuelo, y nos topamos con la noticia que el vuelo tenía de 2 a 3 horas de retraso. Al final fueron 3.
Nos sentamos en una mesa a platicar y matar el tiempo. Llevábamos un rato platicando, cuando uno de ellos, comentó “todos somos corruptos”. Comentario que no nos cayó muy bien a los demás, sin embargo su argumento tenía algunas bases que no pudimos refutar. En primer lugar, preguntó. ¿Qué están tomando? Tres de los 4 bebían ron con refresco de cola. En ese aeropuerto, en esa sala de última espera, No estaba permitida la venta de alcohol (no me pregunten porque), y sin embargo ahí estábamos, con nuestras cubas en la mano. Yo bebía coca cola, así que mi defensa estaba sustentada, sin embargo, no estaba tomando cuba, no porque hubiera pensado que estaba prohibido, sino porque no la apetecía en el momento. Pero, ¿Cómo es que teníamos cubas?. Uno de nosotros preguntó, el locatario dijo que las podía servir, y al final, con un costo un poco más alto y una propina, ahí estábamos rompiendo una regla, todos corruptos, el que vendió el alcohol, el que lo compró y el que lo vió y no lo impidió.
Argumentos de cada uno? No los sé todos, así que trataré de interpretarlos.
El que vendió las bebidas:
“No me han dado el permiso para vender bebidas alcohólicas porque no he querido dar un “donativo” a alguna autoridad, además la licencia para alcohol es muy cara, y la renta que ya pago al aeropuerto por el espacio, se come gran parte de mis ingresos. Solo dan el negocio a quienes ya tiene mucho dinero y así lo reparten para conseguir sus permisos. Además al vender unas cuantas cubas, no hago daño a nadie, y tengo a los clientes contentos.”
Los que las compraron:
“¿Cómo que no hay venta de alcohol en el aeropuerto? Vamos a estar 3 horas contemplando el suelo, al menos bebamos algo mientras platicamos. No hacemos daño a nadie, y ayudamos al locatario a ganarse unos centavos extras. Es una tontería que no haya venta de alcohol aquí.”
El que no dijo nada:
“Ni cuenta me dí cuando compraron las bebidas, no hacen daño a nadie, y es una regla estúpida, ya que en otros aeropuertos si hay venta de bebidas alcohólicas en la sala de última espera.”
Hablamos de muchas cosas, pero este era un tema recurrente. Se comentó que la vida no era blanco y negro, y que había una escala de grises en los valores.
Al final del día pagamos nuestra cuenta (alta por cierto), y nos subimos al avión.
Después de mucho tiempo sigo dándole vueltas a nuestra conversación. ¿en verdad todos somos corruptos?, es solo cuestión de escalas?, el que compra una bebida cuando no debe., el que se pasa el alto, el que se estaciona en lugar prohibido “solo un momento”. Hasta el gobernante que recibe dinero a cambio de favores.
Sigo convencido que debemos buscar la mejor educación para nuestros hijos, y que las reglas se hicieron para que exista una sana convivencia en sociedad, pero también creo que existen reglas estúpidas carentes de todo sentido, o que tal vez lo tuvieron en un momento y que el día de hoy son obsoletas. Un ejemplo que se usó en nuestra conversación, fue la prohibición de fumar. Con todo lo que representa, al final se trata de proteger a los no fumadores del humo nocivo del tabaco, pero la prohibición de beber en una sala de última espera del aeropuerto? Al final bebimos, nadie se dio cuenta, y no se protegió o daño a nadie (no hay humo nocivo en el alcohol). Habrá quien diga que se dañó al gobierno, ya que no recaudó impuestos en la venta de esas bebidas, ni cobró el derecho por la licencia para venta de bebidas, y no sé hasta donde sea cierto; los hechos ahí quedan, y no fuimos los primeros ni seremos los últimos en beber alcohol en ese establecimiento. Al final me quedó en la mente la aseveración tan tajante “Todos somos corruptos”; muy similar a aquella de Dr. House “todos mienten”, la cual analizaré en otra ocasión.
El robo entre amigos
Hoy iba a escribir algo que estaba preparando sobre el respeto, pero voy a dejarlo para otra ocasión. Les hablaré un poco los amigos de mi hijo.
La semana pasada salió en un campamento de 3 dias y dos noches organizado por su escuela, dado que los niños están por terminar sexto año de primaria, y se conocen de hace al menos 6 años (algunos más). Era una oportunidad para que los niños convivieran entre sí, en un ambiente fuera de la escuela, sin padres ni maestros (iban algunos maestros por cuestiones de la SEP), y los niños salieron contentos al campamento.
El viernes por la noche regresaron a la ciudad, todos muy contentos de lo vivido, y comentando que había valido la pena. Los papás felices de ver a nuestros hijos contentos de haber vivido una experiencia nueva.
Ahora, como en todas las entradas de este blog, pasaremos a los valores. Mi hijo regresó sin una playera de sus favoritas. Podríamos creer que por error alguien más la guardó entre sus cosas al empacar, pero no fue así, y ahora leerán porqué: También desapareció el dinero que llevaba para comprar dulces en la tienda del lugar, LO ROBARON. No fue el único niño que se quedó sin dinero, a otro de sus amigos, le pasó lo mismo, y tal vez esta semana me entere de algunos más, ya que solo han pasado dos días y no he platicado con muchos padres. El tercer problema: para muchas de las actividades del campamento, tenía que despojarse de sus anteojos, para evitar algún accidente, y en una de esas ocasiones, los guardó en la cangurera de otro de sus amigos que también usa anteojos y consideraron que era seguro, ya que así no se perderían. Al terminar la actividad buscaron los anteojos, y la cangurera ya no tenía el dinero del niño, ni los anteojos de mi hijo, aunque los anteojos del otro niño si estaban. Por último, llevó una toalla nueva con un personaje que le gusta, y que mostró a sus amigos el primer día. Esta toalla también fue robada.
Después de pensarlo mucho tiempo concluí que el dinero sí fue robado, la toalla sí fue robada, aunque la playera y los anteojos, aunque también considero que los robaron, ya no fue por obtener algún beneficio, o tener un objeto que deseaban, sino que fue por ocasionar un daño a mi hijo.
Hablamos de niños de 12 años, que se conocen de hace mucho tiempo, y que los padres nos conocemos, y en muchos casos incluso hay una amistad. Me queda claro que esto no fue hecho por los niños con los que convive diariamente, ni por aquellos con los que tenemos amistad de años, incluso a nivel padres. ¿Quién o quienes lo hicieron? No creo que lo vaya a saber, pero si creo que si mi hijo llegara a casa con una toalla que no es la suya, trataría de averiguar de quien es para devolverla. Probablemente el niño dirá que se la regalaron o que la ganó como premio en el campamento, pero no creo que sea el niño quien hizo esto por si mismo, creo que lo hizo debido a la educación que está recibiendo en su casa. No le han enseñado valores, ética, honestidad, etc. Debe ser una familia en la que impera le ley del más fuerte, quizá incluso con violencia doméstica. Uno o ambos padres carentes de escrúpulos y de valores, o quizá sea una “familia”, y lo pongo así entre comillas, porque no se si ese sería el término correcto, en la que los padres no se preocupan por los hijos, no les prestan la menor atención, no saben lo que hacen o dejan de hacer, y tal vez sea la forma en la que el niño busca tener un poco de atención.
Algunos pueden creer que no fué un niño, sino alguien más en el campamento, pero les puedo decir que no se habían dado robos en el lugar, no había niños de otras escuelas, y lo de los anteojos es claro indicio de que no era el dinero el único fin.
Lo único que me queda claro es que estamos preparando a nuestros hijos con una serie de valores que otros no tienen, y nunca faltará el que se quiera aprovechar de eso (vean el comentario de Jesús en about). Lo que estamos haciendo como padres ahora, es enseñar a nuestros hijos que deben vivir con esos valores, pero al mismo tiempo deben saber que hay otros que carecen de ellos y deben saber defenderse.
Algo malo que sale de aquí, es que un niño que confiaba en sus amigos ciegamente, ahora cree que no puede confiar en nadie, y eso es algo que puede tener consecuencias a futuro.
Sigo convencido que lo mejor es enseñarles todo lo que su abuelo me enseño, y agregarle que deben tener cuidado, ya que el mundo no es ideal, y existen personas que actúan totalmente en contra de lo que yo les enseño.
Salu2 de un padre enojado.